«En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.»
«Tenía una puerta redonda, perfecta como un ojo de buey, pintada de verde, con una manilla de bronce dorada y brillante, justo en el medio.»
Así empieza uno de mis libros favoritos, «El Hobbit», de J.R.R. Tolkien, y pensando en ese inicio del libro, hice esta foto de Bilbo esperando para recibirnos en su Agujero-Hobbit. Foto de Enero 2013.
-Cámara: Nikon D3100
-Objetivo: 18-55 VR
-Punto F: 14
-Exposición: 13 segundos
-ISO: 200
-Distancia Focal: 35 mm